Conchita Jalón era la abuela de mi mujer Marieta. Una mujer adelantada a su tiempo, elegante, con gusto refinado, amante del detalle y sobre todo una excelente cocinera, afición que aprendió de su madre. Tenía sus pequeños negocios y administraba sus dineros, lo que le permitió siempre mantener una forma de ser independiente. Dicen que mi mujer tiene mucho de ella.
Como las judías son un poco aburridas, especialmente para los niños, hay que adornarlas un poco como ella hacía. Esta receta es asombrosa por lo simple y rica que es.